jueves, 29 de diciembre de 2016

SOBRE EL NEOLIBERALISMO EN LA ACTUALIDAD. (NOTAS A PROPÓSITO DE LA LOMCE)

EL NEOLIBERALISMO: LA IDEOLOGÍA EN EL ORIGEN DE TODOS LOS PROBLEMAS (George Mombiot)

Imagina que las personas que vivieron en la Unión Soviética nunca hubieran oído hablar del comunismo. Para la mayoría de nosotros, la ideología que domina nuestras vidas no tiene un nombre asociado a ella. Intenta mencionarlo en una conversación y recibirás a cambio un encogimiento de hombros. Incluso si tus interlocutores han escuchado el término antes, les costará trabajo definirlo. Neoliberalismo: ¿sabes lo que es?
Su anonimato es al mismo tiempo un síntoma y la causa de su poder. Ha desempeñado un papel protagónico en una gran cantidad de crisis: el colapso financiero de 2007-2008, las triangulaciones offshore de capital y poder, de las que los Panama Papers nos muestran apenas la punta del iceberg, el lento colapso de los sistemas de salud y educación públicos, el resurgimiento de la pobreza infantil, la epidemia de soledad, el colapso de los ecosistemas, el ascenso de Donald Trump. Pero respondemos a estas crisis como si emergieran de la nada, como si no nos diéramos cuenta de que todas han sido catalizadas o exacerbadas por la misma filosofía sistemática; una filosofía que tiene —o tuvo— un nombre. ¿Qué demostración de poder más grande que poder operar sin nombre?
El neoliberalismo ha penetrado con tal fuerza que difícilmente lo reconocemos como una ideología. Parecemos estar de acuerdo con la proposición que describe esta fe milenaria y utópica como si fuera una fuerza neutral; una especie de ley natural, como la Teoría de Evolución de las Especies de Darwin. Pero esta doctrina se forjó a partir de un afán consciente por modificar la vida de los seres humanos y trastocar el foco neurálgico del poder.
El neoliberalismo entiende la competencia como el componente esencial de las relaciones humanas. Redefine a los ciudadanos como consumidores, cuyo mayor ejercicio democrático se produce al comprar o vender, un proceso que recompensa el mérito y castiga la ineficiencia. Sostiene que «el mercado» produce beneficios que jamás podrían obtenerse mediante la planeación pública.
Los intentos por limitar la competencia son vistos como inhibidores de la libertad. Los impuestos y las regulaciones deben ser minimizados, los servicios públicos deben ser privatizados. La organización del trabajo y los contratos colectivos negociados por los sindicatos son vistos como distorsiones del mercado que impiden la formación de una jerarquía natural de ganadores y perdedores. La desigualdad es reformulada como algo virtuoso: una recompensa a la utilidad y generadora de riqueza, que en algún momento gotea hacia abajo para enriquecer a todos. Los esfuerzos por crear una sociedad más igualitaria se entienden como contraproducentes y moralmente corrosivos. El mercado asegura que todo el mundo obtiene lo que merece.
Internalizamos y reproducimos sus credos. Los ricos se persuaden a sí mismos de que han adquirido su riqueza a través del mérito, soslayando las ventajas —como la educación, las herencias y la clase— que pueden haber contribuido a conseguirla. Los pobres comienzan a culparse a sí mismos por sus fracasos, aun cuando es poco lo que pueden hacer para cambiar sus circunstancias.
Olvidemos la existencia del desempleo estructural: si no tienes trabajo es porque no eres emprendedor. Olvidemos los costos estratosféricos de la vivienda: si tu tarjeta de crédito está hasta el tope, es porque eres irresponsable y poco solvente. No importa que tus hijos ya no tengan un espacio al aire libre donde jugar: si están gordos, es tu culpa. En un mundo regido por la competencia, aquellos que quedan rezagados son definidos y se definen a sí mismos como perdedores.
Entre las consecuencias de todo esto, como Paul Verhaeghe documenta en su libro What About Me? [¿Y yo qué?] se encuentran epidemias de laceraciones autoinflingidas, desórdenes alimenticios, depresión, soledad, ansiedad para funcionar cotidianamente y fobia social. No debe sorprendernos que Gran Bretaña, en donde la ideología neoliberal ha sido aplicada de forma más rigurosa, se haya convertido en la capital europea de la soledad. Ahora todos somos neoliberales.

* * *

El término neoliberalismo fue acuñado durante un congreso en París, en 1938. Entre los delegados asistentes, había dos hombres que definieron dicha ideología, Ludwig Von Mises y Friedrich Hayek. Exiliados de Austria, ambos veían la democracia social, ejemplificada a través del New Deal de Franklin Roosevelt, y el gradual desarrollo del Estado de bienestar británico, como manifestaciones de un colectivismo que ocupaba el mismo espectro que el nazismo y el comunismo.
Cubierta Camino SERV. espa
Camino de servidumbre de F. A. Hayek
En Camino de servidumbre, publicado en 1944, Hayek argumentaba que la administración gubernamental, al aplastar el individualismo, conduciría inexorablemente al control totalitario. Al igual que Burocracia de Von Mises, Camino de servidumbre fue ampliamente leído. Llegó a las manos de personas muy ricas, que encontraron en dicha filosofía una oportunidad de liberarse de las regulaciones y los impuestos. Cuando, en 1947, Hayek fundó la primera organización encargada de difundir la doctrina del neoliberalismo —la Mont Pelerin Society—, fue financiada por fundaciones de millonarios.
Con su ayuda, comenzó a crear lo que Daniel Stedman Jones describe en Masters of the Universe [Amos del universo] como «una especie de internacional neoliberal»: una red trasatlántica de académicos, empresarios, periodistas y activistas. Los acaudalados seguidores del movimiento financiaron una serie de think tanks que sofisticarían y promoverían la ideología. Entre ellos se encontraba el American Enterprise Institute, la Heritage Foundation, el Cato Institute, el Institute of Economic Affairs, el Centre for Policy Studies y el Adam Smith Institute. También patrocinaron plazas y departamentos académicos, particularmente en las universidades de Chicago y Virginia.
Conforme fue evolucionando, el neoliberalismo se volvió cada vez más estridente. La visión de Hayek de que los gobiernos debían regular la competencia para evitar la formación de monopolios cedió su lugar —entre apóstoles americanos como Milton Friedman— a la creencia de que el poder monopólico podía ser visto como una recompensa a la eficiencia.
Algo más sucedió durante esta transición: el movimiento se desprendió de su nombre. En 1951, Friedman felizmente se describía como un neoliberal. Pero poco después, el término comenzó a desaparecer. Más extrañamente aún, incluso cuando la ideología se volvió más sofisticada y el movimiento más coherente, el nombre perdido no fue reemplazado con ninguna otra denominación común.
Al principio, a pesar de su financiamiento prodigioso, el neoliberalismo permaneció en los márgenes. El consenso de la posguerra fue casi universal: las fórmulas económicas de John Maynard Keynes fueron aplicadas ampliamente, el pleno empleo y la asistencia para salir de la pobreza fueron metas comunes en los Estados Unidos y buena parte de la Europa occidental, las mayores tasas impositivas eran altas y el gobierno perseguía metas sociales sin empacho alguno, mediante el desarrollo de nuevos servicios públicos y redes de asistencia.
Pero en los años setenta, cuando las políticas keynesianas comenzaron a desmoronarse y las crisis económicas golpearon ambos lados del Atlántico, las ideas neoliberales comenzaron a formar parte del pensamiento dominante, al tiempo que Friedman señalaba que «cuando llegó el momento de cambiar… había una alternativa lista para ser usada». Con la ayuda de periodistas simpatizantes y asesores políticos, elementos del neoliberalismo, especialmente ciertas fórmulas de política monetaria, fueron adoptadas por los gobiernos de Jimmy Carter, en los Estados Unidos, y de Jim Callaghan, en Gran Bretaña.
Posteriormente, Margaret Thatcher y Ronald Reagan llegaron al poder y el resto de medidas no tardó mucho en llegar: exenciones fiscales masivas para los ricos, la demolición de los sindicatos, desregulaciones, privatizaciones, outsourcing y empresas privadas compitiendo por servicios públicos. A través del FMI, el Banco Mundial, el tratado de Maastricht y la Organización Mundial del Comercio, las políticas neoliberales fueron impuestas —a menudo sin ningún tipo de consenso democrático— en buena parte del mundo. Más notable aun fue la adopción de dicha doctrina por partidos que tradicionalmente habían pertenecido a la izquierda: los laboristas y los demócratas, por ejemplo. Como apunta Stedman Jones:
«Es difícil pensar en otra utopía que se haya convertido en realidad de manera tan contundente».

* * *

Puede parecer extraño que una doctrina que promete libertad y la posibilidad de elegir tuviera que ser promovida con el eslogan «no hay otra alternativa». Pero, como Hayek recalcó durante una visita al Chile de Pinochet —una de las primeras naciones en las que el programa fue aplicado de forma cabal— «personalmente prefiero una dictadura liberal que un gobierno democrático desprovisto de liberalismo». La libertad que el neoliberalismo ofrece, que suena tan encantadora cuando se expresa en términos generales, resulta ser libertad para los peces gordos, no para los pececillos.
Estar libre de los sindicatos y de las negociaciones colectivas, significa tener libertad para oprimir los salarios. Estar libre de regulaciones significa tener libertad para envenenar ríos, poner a trabajadores en riesgo, cobrar tasas de interés desorbitantes y diseñar instrumentos financieros exóticos. Estar libre de pagar impuestos significa no estar sujeto a la distribución de la riqueza que permite que las personas salgan de la pobreza.
151030_LA_DOCTRINA_DEL_SHOCK_Web
La doctrina del shock de Naomi Klein
Como demostró Naomi Klein en La doctrina del shock, los teóricos del neoliberalismo propusieron emplear las crisis para imponer medidas impopulares mientras la gente estaba distraída: por ejemplo como en las postrimerías del golpe pinochetista, la guerra de Irak y el huracán Katrina, descrito por Friedman como «una oportunidad para transformar de manera radical el sistema educativo» en Nueva Orleans.
Ahí donde las políticas neoliberales no pueden ser impuestas de manera local, se imponen por la víía internacional, a través de tratados de libre comercio que incorporan el «arbitraje de diferencia inversor-Estado»: tribunales en el extranjero que pueden ser presionados por corporaciones para retirar protecciones sociales o ambientales. Cuando los parlamentos han votado restringir la venta de cigarrillos, proteger las fuentes de abastecimiento de agua ante las compañías mineras, congelar las tarifas energéticas o impedir que las grandes farmacéuticas desfalquen al Estado, las corporaciones han interpuesto demandas, que en varias ocasiones han prosperado. La democracia queda reducida a un mero teatro.
Otra paradoja del neoliberalismo es que la competencia universal recae en la cuantificación y comparación universales. El resultado es que los trabajadores, los que buscan trabajo y servicios públicos de diversos tipos, a menudo están sujetos a monitoreos y evaluaciones sofocantes y chapuceras, diseñadas para identificar a los ganadores y castigar a los perdedores. La doctrina que según Von Mises nos libraría de la pesadilla burocrática de la planeación centralizada ha, en vez de ello, creado otra variante.
El neoliberalismo no fue concebido como una estafa egoísta, pero pronto se convirtió en eso. El crecimiento económico ha sido notablemente más lento en la era neoliberal (desde 1980 en Inglaterra y los Estados Unidos) que en las décadas anteriores; aunque no es el caso de los muy ricos. La desigualdad en la distribución tanto de los ingresos como de la riqueza, después de 60 años de declive, aumentó rápidamente durante esta era, gracias a la pulverización de los sindicatos, exenciones fiscales, elevadas rentas, privatizaciones y desregulaciones.
La privatización o venta accionaria de servicios públicos tales como la energía, el agua, los trenes, la educación, las carreteras o las cárceles, le ha permitido a las corporaciones instalar casetas de cobro en bienes estratégicos y cobrar renta, ya sea a los ciudadanos o al gobierno, por usarlos. Renta es un término alternativo para el ingreso improductivo. Cuando pagas un precio inflado por un boleto de tren, sólo una parte de la tarifa compensa a los operadores por el dinero que gastaron en combustible, salarios, balances de cuentas y otros enseres. El resto refleja el hecho de que te tienen agarrado del cogote.
Quienes son dueños y manejan los servicios privados o semi privados en el Reino Unido, han acumulado ingentes fortunas al invertir cantidades pequeñas y cobrar precios elevados. En Rusia y la India, los oligarcas adquieren bienes estatales a través de deshaucios. En México, Carlos Slim obtuvo el control de casi todas las líneas telefónicas, así como de los servicios de telefonía móvil, y muy pronto se convirtió en el hombre más rico del mundo.
Why We Can’t Afford the Rich
Why We Can’t Afford the Rich de Andrew Sayer
La extensión de las finanzas a prácticamente todos los ámbitos, como lo señala Andrew Sayer en Why We Can’t Afford the Rich [Por qué los ricos no son costeables], ha tenido un impacto semejante. «Al igual que la renta», argumenta, «el interés, es… ingreso improductivo que se recibe sin ningún esfuerzo de por medio». Mientras los pobres se vuelven más pobres y los ricos más ricos, los ricos adquieren un creciente control sobre otro bien crucial: el dinero. Los pagos de intereses, en su mayor parte, son una transferencia de dinero de los pobres a los ricos. Mientras los precios de los bienes raíces y la retirada de los apoyos estatales saturan de deuda a las personas (pensemos en el cambio de becas al modelo de préstamos escolares), los bancos y sus ejecutivos se sirven con la cuchara grande.
Sayer argumenta que las últimas cuatro décadas se han caracterizado por la transferencia de riqueza no sólo de los pobres a los ricos, sino incluso dentro de las filas de los acaudalados: de aquellos que obtienen su dinero al producir nuevos bienes o servicios, hacia aquellos que hacen su dinero al controlar bienes existentes y obtienen fructuosas rentas o ganancias producto de los intereses o el capital. El ingreso productivo ha sido suplantado por el ingreso improductivo.
algo-va-mal-tony judt
Algo va mal de Tony Judt
Las políticas neoliberales reciben embestidas desde diversos flancos por las fallas del mercado. No sólo los bancos son demasiado grandes como para permitir que quiebren, sino que lo son también las corporaciones encargadas de proveer servicios públicos. Como Tony Judt apunta en Algo va mal, Hayek olvidó que es imposible permitir el colapso de los servicios nacionales de vital importancia, lo que significa que la libre competencia no puede seguir su curso. Las corporaciones reciben los beneficios, el Estado asume los riesgos.
Entre mayores sean los fracasos, más extrema se vuelve la ideología. Los gobiernos utilizan las crisis del neoliberalismo lo mismo como una excusa que como una oportunidad para realizar más recortes tributarios, privatizar lo que queda de los servicios públicos, hacer tajos en las redes de asistencia social, desregular corporaciones y reregular a los ciudadanos. El Estado que se autodesprecia ahora hinca los dientes en cada uno de los órganos del sector público.
Quizá el impacto más peligroso del neoliberalismo no radique en las crisis económicas que ha causado, sino en las crisis políticas. Mientras disminuye el ámbito de influencia del Estado, también se contrae nuestra capacidad para cambiar el rumbo de nuestras vidas a través del voto. En cambio, la teoría neoliberal se afirma: las personas pueden ejercer su capacidad de elegir gastando dinero. Pero hay algunos que tienen más para gastar que otros: en la gran democracia del consumo o de los accionistas, los votos no se distribuyen equitativamente. El resultado es una pérdida de poder por parte de los pobres y de la clase media. Mientras los partidos de la derecha y de lo que solía ser la izquierda adoptan políticas neoliberales semejantes, la pérdida de poder se convierte en dislocamiento. Una enorme cantidad de personas ha sido proscrita de la política.
Chris Hedges ha señalado que «los movimientos fascistas construyeron sus bases no a partir de los políticamente activos sino de los políticamente inactivos, los ‘perdedores’ que sienten, a menudo con razón, que no tienen voz o un papel que desempeñar en el establishment político». Cuando el debate político ya no nos dice nada, las personas responden, en cambio, a eslóganes, símbolos y sensaciones. A los seguidores de Trump, por ejemplo, los hechos y los argumentos les parecen irrelevantes.
Judt lo definió bien al decir que la espesa red de interacciones entre las personas y el Estado se ha reducido a poco más que obediencia y autoridad, que la única fuerza que nos mantiene cohesionados es la fuerza del Estado. El totalitarismo que temió Hayek tiene muchas más probabilidades de surgir cuando los gobiernos, habiendo perdido la autoridad moral inmanente a la procuración de servicios públicos, son reducidos a «persuadir, amenazar y en última instancia coaccionar a las personas a obedecerlos».

* * *

Al igual que el comunismo, el neoliberalismo es un Dios fallido. Pero la doctrina zombi se mantiene en pie, y una de las razones que se lo permiten es su anonimato.
La doctrina invisible de la mano invisible es promovida por banqueros invisibles. Despacio, muy despacio, hemos empezado a enterarnos de los nombres de algunos de ellos. Encontramos que el Institute of Economic Affairs, que ha argumentado con vehemencia en los medios en contra de mayores regulaciones en la industria del tabaco, ha sido secretamente financiado por la British American Tobacco desde 1963. Descubrimos que Charles y David Koch, dos de los hombres más ricos del mundo, fundaron el instituto que originó el movimiento del Tea Party. Encontramos que Charles Koch, cuando montó uno de sus think tanks, recalcó que «para evitar críticas indeseables, la forma en la que la organización se organiza y dirige no debe ser difundida ampliamente».
Las palabras utilizadas por el neoliberalismo normalmente ocultan más de lo que muestran. «El mercado» suena como si fuera un sistema natural que actúa sobre todos nosotros, como la gravedad o la presión atmosférica. Pero está compuesto por relaciones de poder. Lo que «el mercado quiere» tiende a ser lo que las corporaciones y sus jefes desean. «Invertir», como dice Sayer, quiere decir dos cosas muy diferentes. Una es el financiamiento de actividades productivas socialmente útiles, la otra es la compra de activos existentes para extraerles una renta, intereses, dividendos y ganancias de capital. La utilización de la misma palabra para dos actividades muy distintas «camufla la fuente de la riqueza», lo que nos conduce a confundir la extracción de la riqueza con la generación de la riqueza.
Hace un siglo, los nouveau riche eran menospreciados por aquellos que habían heredado su dinero. Los emprendedores buscaron la aceptación social haciéndose pasar por rentistas ellos mismos. Hoy, la relación se ha invertido: los rentistas y herederos se disfrazan de emprendedores. Se jactan de haberse ganado su dinero improductivo.
Estas confusiones y anonimatos se entremezclan con la ausencia de nombres y lugares concretos del capitalismo moderno: el modelo de franquicia que se asegura de que los trabajadores no sepan para quién trabajan; las compañías registradas a través de una red de regímenes secretos offshore tan complejos que ni siquiera la policía puede descubrir quiénes son los beneficiarios; las estrategias fiscales que descoyuntan a los gobiernos; los productos financieros que nadie comprende.
El anonimato del neoliberalismo es celado ferozmente. Aquellos influenciados por Hayek, Von Mises y Friedman tienden a rechazar el término, mientras mantienen —con cierta razón— que hoy en día es utilizado sólo de forma peyorativa. Pero no ofrecen ningún substituto. Algunos se describen a sí mismos como liberales clásicos o como libertarios, pero estas descripciones son tanto engañosas como curiosamente autoindulgentes, al sugerir que no hay nada de nuevo en Camino de servidumbre, Burocracia o en el clásico de Friedman, Capitalismo y libertad.

* * *

Con todo y todo, hay algo admirable en el proyecto neoliberal, cuando menos en sus fases incipientes. Era una filosofía distintiva e innovadora, promovida por una coherente red de pensadores y activistas con un claro plan de acción. Era paciente y persistente. Camino de servidumbre se transformó en camino hacia el poder.
El triunfo del neoliberalismo también refleja el fracaso de la izquierda. Cuando la economía del laissez faire condujo a la catástrofe en 1929, Keynes diseñó una teoría económica cabal para reemplazarla. Cuando la demanda efectiva keynesiana topó con pared en los setenta, había una alternativa lista. Pero cuando el neoliberalismo se colapsó en el 2008 lo que había era… nada. Esto es lo que le permite al zombi seguir caminando. La izquierda y el centro no han producido ningún marco conceptual económico nuevo en los últimos ochenta años.
Cada vez que se invoca a Lord Keynes es una aceptación de fracaso. Proponer soluciones keynesianas a las crisis del siglo XXI supone ignorar tres problemas obvios. Lo primero, que es difícil movilizar a las personas alrededor de ideas viejas; después, que las fallas expuestas en los setenta no se han ido; y por último, más importante aún, no tienen nada que decir acerca de nuestro predicamento más grave: la crisis ambiental. El keynesianismo trabaja estimulando la demanda de los consumidores para detonar el crecimiento económico. La demanda de consumo y el crecimiento económico son los motores de la destrucción ambiental.
Lo que la historia tanto del keynesianismo como del neoliberalismo muestran es que no es suficiente oponerse a un sistema roto. Se tiene que proponer una alternativa coherente. Para los laboristas, los demócratas y la izquierda más amplia, la tarea central tendría que ser desarrollar un programa económico equivalente al Apolo, un intento consciente de diseñar un nuevo sistema, diseñado a la medida de las demandas del siglo XXI.

(Autor: George Monbiot.  Traducción de Diego Rabasa.  Publicado en ReporteSextoPiso http://reportesp.mx/el-neoliberalismo-la-ideologia-en-el-origen-de-todos-nuestros-problemas-george-monbiot)

domingo, 18 de diciembre de 2016

SOBRE EL VALOR DE LA FILOSOFÍA

DECLARACIÓN DEL OBSERVATORIO FILOSÓFICO DE MÉXICO EN
EL DÍA MUNDIAL DE LA FILOSOFÍA
17 de noviembre de 2016
La importancia de una disciplina como la filosofía adquiere dimensión extraordinaria en un mundo dominado por un sistema cuyo leitmotiv es el economicismo y el utilitarismo. En este sistema, la educación privilegia la racionalidad empresarial; el mercado, la competitividad extrema; el individualismo posesivo; la esfera en la que se realizan las negociaciones políticas y una ingeniería social basada en la ganancia y la ventaja. Ninguna capa de la topografía social ha escapado a la influencia del neoliberalismo en la época contemporánea.
El principio de la disponibilidad infinita de recursos para el mercado en beneficio de un grupo dominante en la esfera mundial y nacional, pretende que el planeta debería estar a merced de los negocios. Sus efectos están a la vista: el deterioro del medio ambiente (que solo será un asunto atendible, siempre y cuando no afecte a las industrias que la producen o a la rentabilidad); la desaparición de culturas autóctonas (que lo merecían por “su atraso”); la eliminación de la educación humanista (porque no contribuye al consumo); la cancelación de muchas oportunidades de vida para las generaciones jóvenes (porque se les declara “incapaces”) y a pesar de todo esto, se sigue sosteniendo que la ganancia es prioritaria para la obtención del éxito. Mientras tanto, la inequidad, la polarización entre riqueza y pobreza, la violencia de género, la xenofobia, el racismo, la emigración forzada y la discriminación de “las minorías” son fenómenos ominosos que se manifiestan en el planeta y para los cuales la estructura socioeconómica neoliberal carece de solución. Por el contrario, se busca exacerbarlas.
Todo esto se ha volcado en contra de las humanidades y en particular en contra de la educación filosófica. Los argumentos aducidos, explícitos o implícitos, son elementales y fácilmente rebatibles. Se dice que la filosofía no es práctica pero se entiende esta en el sentido estrecho ya que la filosofía es fundamental en la educación de los ciudadanos y en la orientación de las sociedades.
Simplemente sin Locke o John Stuart Mill no existiría el liberalismo e inclusive sin Friedrich Von Hayek el neo-liberalismo pero sin la ilustración, los héroes de la independencia latinoamericana, no habrían tenido armas teóricas para sostenerla. En todas las épocas, frente a situaciones de opresión, la filosofía ha abierto a los ciudadanos horizontes de justicia.
La filosofía ha sido animada por un espíritu crítico que se ha traducido en acciones y en formas de argumentación relacionadas con la política, la religión, la moral, la economía, la educación y la pobreza (para mencionar solo algunos rubros vitales). Estilos filosóficos sobre lo justo, lo honesto y las posibilidades del ser humano para construir han sido creados a través de la historia.
Se reconoce la evolución y la revolución del mundo provocadas por Sócrates, Nietzsche, los ilustrados franceses, Kant, Hegel, Marx, Russell, Sartre, Marcuse o Chomsky. En nuestro país, Bartolomé de las Casas, Alonso de la Veracruz, Ignacio Ramírez, Gabino Barreda, Justo Sierra, José Vasconcelos en su mejor época o Ezequiel A. Chávez han sido ejemplos, entre muchos otros, de filósofos que han incidido en el rumbo de nuestro destino histórico. La razón del ataque en contra de la filosofía radica en que no está subordinada al interés del mercado; tampoco está sujeta a las estrategias políticas de dominio, aunque en algún momento hubieran sido utilizadas eliminando su carácter liberador pero también se opone a todo dogmatismo. En el espíritu de su independencia, sin dejar de reflexionar sobre cuestiones técnicas y abstractas, también ha sabido proyectar soluciones a los conflictos de la convivencia humana. Es por ello que es combatido ya que es un tipo de pensamiento absolutamente necesario en los tiempos de crisis por los que atravesamos.
Permítanos insistir: en México y en el mundo la filosofía está siendo acosada por el sistema dominante en razón de su quehacer crítico. Se intenta suprimirla en las escuelas, en la formación ciudadana, en los medios de comunicación. Pero la filosofía persiste y persistirá porque es factor de esperanza. En su desenvolvimiento están en germen respuestas a dificultades que tienen al mundo pendiendo de un hilo. Tenemos que defenderla, difundirla sin generar confusiones sobre su auténtico significado; investigarla teniendo presente los problemas que afectan al conjunto de la sociedad y aplicando sus aportaciones para bien de la justicia, el diálogo y el logro de una sociedad mejor.

(Fuente: OBSERVATORIO FILOSÓFICO DE MÉXICO)

miércoles, 30 de noviembre de 2016

SÍNDROME DE INMUNODEFICIENCIA SOCIAL. SOBRE LA POSVERDAD (José Antonio Marina)


    Resultado de imagen de jose antonio marina SÍNDROME DE INMUNODEFICIENCIA SOCIAL.

Las sociedades tienen sus propias patologías. El fanatismo y la violencia, por ejemplo. Hace años, describí una enfermedad social apenas atendida. La denominé síndrome de inmunodeficiencia social. La inmunodeficiencia está bien estudiada en individuos: un organismo pierde su capacidad para defenderse contra un agente patógeno. Su sistema inmunitario deja de funcionar. Una sociedad puede también perder esa capacidad y volverse incapaz de aislar, combatir, neutralizar o expulsar los elementos dañinos. Sospecho que España padece esta enfermedad. Es la razón por la que no somos capaces de combatir la corrupción. 

Hoy quiero tratar otra manifestación de esa enfermedad que ha adquirido una virulencia especial en muchos países: la tolerancia a la mentira. Oxford Dictionaries ha elegido el término 'post-truth', posverdad, como palabra del año. Aunque existe desde hace dos décadas, ha saltado a la fama en los últimos meses. En lo que a mí respecta, por sendos artículos en 'Harvard Gazette' (julio de 2016), 'The New York Times' (agosto) y 'The Economist' (septiembre). Luego vinieron muchos más. La posverdad se define como "situación en que las emociones y creencias personales influyen más en la formación de la opinión pública que los hechos objetivos”. Mala definición si pretende definir un fenómeno nuevo, porque ese ha sido un sempiterno mecanismo de manipulación política o publicitaria. Lo nuevo es que una falsedad continúa siendo aceptada a sabiendas de que es una falsedad, y se toman decisiones basándose en ella, porque no se considera importante que lo sea. Sucedió en el Brexit y ha vuelto a suceder con Trump. Según 'PolitiFact', alrededor del 70% de las afirmaciones sobre hechos de Donald Trump eran falsas. Da igual. Christopher Robichaud, de la Harvard Kennedy School, sostiene que es cierto que Trump miente, pero que en la era de la política posverdad tal cosa no parece criticable. "Sería como criticar a un actor por decir cosas falsas”.

Se trata, pues, de una devaluación de la verdad y, paralelamente, de una devaluación de la falsedad y de la mentira. Como todos los fenómenos sociales, este tiene una larga historia, que contaré telegráficamente. El siglo XX mostró que todos los regímenes dictatoriales y todos los fanatismos defienden verdades absolutas. Se pensó que el antídoto era el pensamiento débil y un educado relativismo, menos belicoso que la pretensión de verdad. Todas las opiniones se volvieron igualmente respetables. Frente al monoteísmo de la verdad, el politeísmo de las opiniones. En los medios de comunicación se hizo cada vez más difícil distinguir entre 'hechos' y 'opinión sobre los hechos'. Incluso se piensa que los hechos no existen, solo existen las interpretaciones de los mismos. La palabra 'post-factual' es sinónima de 'post-truth'. Los expertos dicen, con un cinismo realista, que si uno tiene el suficiente dinero puede contratar a una agencia que le busque hechos que apoyen su idea, sea cual sea. Y, por supuesto, también puede contratar un filtro que solo le proporcione las noticias que corroboren sus prejuicios.

La posverdad ha sido facilitada por las nuevas técnicas de comunicación. Las patologías sociales se expanden como un virus. Me parece sintomático el uso que se hace de la palabra 'viralidad' en las redes. Por eso ha surgido la polémica, incluso dentro de Facebook. Según 'The New York Times', altos responsables de la compañía han discutido sobre la posible responsabilidad de Facebook en el triunfo de Trump, y la necesidad de trabajar para combatir la desinformación. Pero Zuckerberg ha recordado que esta red social no es una agencia de noticias ni un medio de información social, y que no pueden convertirse en guardianes de la verdad. Es una mera red social. Sin embargo, según el informe Pew, el 62% de los americanos recibe noticias a través de estas plataformas. Neerzan Zimmerman, que trabajó en 'Gawker' como especialista en “tráfico rápido de historias virales” (el nombre de su profesión ya es significativo), afirma: “Hoy día no es importante que la historia sea real. Lo único importante es que la gente haga clic sobre ella. Los hechos están superados. Es una reliquia de la edad de la prensa escrita, cuando los lectores no podían elegir. Ahora, si una persona no comparte una noticia, no hay noticia”. 

La tolerancia al engaño es una de las manifestaciones del síndrome de inmunodeficiencia social del que les estoy hablando. Se están intentando vacunas, como el 'fact checking', que comprueba los datos ofrecidos por los políticos. Han aparecido el FactCheck.org, PoliticFacts, The Fact Checker, en EEUU, Channel4Fact Check, Fact Check Central y FullFact en el reino Unido, 'El objetivo' de Ana Pastor en España, 'Les Decodeurs' en Francia, e iniciativas más limitadas, como el blog 'BILDblog' en Alemania, que verificaba los artículos del diario 'Bild'. Los grandes periódicos ya realizaban esta función con otro nombre. Por ejemplo, 'Der Spiegel' mantenía un equipo de 70 personas dedicado a verificar hechos, lo que supone un elevado coste económico. El 'Reporter’s Lab' de la Universidad de Duke recoge información sobre estas iniciativas. A pesar de su auge, por el momento, la vacuna no funciona porque el influjo de la posverdad es demasiado fuerte. Donald Trump ha calificado al 'fact-check' de “out-of-touch” y “elitist media-type thing” , es decir, algo desconectado de la realidad y elitista, y Michael Gove, uno de los políticos que más apoyaron el Brexit, afirmó que los expertos son un peligro, lo que suponía desacreditar el conocimiento.

La única solución que se me ocurre es defender una filosofía que crea en la verdad, lo que en este momento no es tan fácil de encontrar. Sin embargo, es posible. El síndrome de inmunodeficiencia social es una prueba más de que necesitamos reivindicar la filosofía —que trata del método para separar la verdad de la falsedad— como servicio público. 

Postdata. Cuando el artículo ya está escrito, leo un reciente discurso de Michael Higgins, presidente de Irlanda, diciendo que el mejor antídoto contra la posverdad es introducir la filosofía en las escuelas. ¡Bienvenido al club!

(Origen del texto: JOSÉ ANTONIO MARINA, Elconfidencial.com, 22/11/2016)


lunes, 26 de septiembre de 2016

TEMAS DE SOCIOLOGÍA Y PSICOLOGÍA SOCIAL (2016).


POSIBLES TEMAS PARA EL PRIMER TRABAJO-EXPOSICIÓN DE SOCIOLOGÍA Y PSICOLOGÍA SOCIAL (OCTUBRE 2016).


-Sociedad red (Castells)/ de la información.
-Sociedad multicultural.
-Rol y estatus social.*
-Estratificación social: las clases sociales.
-Cultura, subcultura y contracultura.
-Diferencias culturales y estructura psicológica del individuo.*
-La familia, como agente socializador.*
-La escuela, como agente socializador.*
-La televisión, como agente socializador.*
-Agentes de socialización secundaria.*
-Persuasión y cambio de actitudes. *
-Obediencia, normalización y conformidad. *
-El grupo como masa. **
-Estereotipos, prejuicios y discriminación.**
-Complacencia: manipulación interpersonal. **
-La política en las redes sociales.
-La política en los medios de comunicación.
-Ideologías políticas.
-La ley electoral D´Hondt.
-Otros temas a determinar.

martes, 24 de mayo de 2016

REUNIÓN INFORMATIVA SOBRE SELECTIVIDAD: HISTORIA DE LA FILOSOFÍA

SE CONVOCA UNA REUNIÓN INFORMATIVA PARA ORIENTAR Y SOLUCIONAR CUALQUIER DUDA QUE PUEDA EXISTIR SOBRE EL EXAMEN DE SELECTIVIDAD DE HISTORIA DE LA FILOSOFÍA EL PRÓXIMO  2 DE JUNIO A LAS 12.45 HORAS EN EL AULA 24 (FILOSOFÍA).

martes, 17 de mayo de 2016

ORTEGA Y GASSET (1883-1955)

PARA VER UN DOCUMENTAL SOBRE: "ORTEGA: LA FILOSOFÍA COMO ACCIÓN POLÍTICA". http://www.rtve.es/alacarta/videos/creadores-del-siglo-xx/creadores-del-siglo-xx-jose-ortega-gasset-filosofia-como-accion-politica/559804/

“La doctrina del punto de vista” es el capítulo X y último del libro que Ortega y Gasset escribió en 1923 con el título El tema de nuestro tiempo. Y el título del capítulo expresa claramente su tesis fundamental: la teoría del “perspectivismo”, teoría en la que desempeñan una función esencial una determinada comprensión de la “vida” y la “razón” no excluyentes. Se trata, sin duda, de una llamada a la renovación de la filosofía que supere el abismo entre razón y vida, entre racionalismo y relativismo, tan frecuente en el pasado.

Con este libro cierra Ortega su etapa perspectivista y abre la nueva raciovitalista. En su intento de superar el racionalismo, considera que la cultura es función de la vida.
 Los valores de la cultura son la ciencia, el arte, la justicia. Son creaciones de la razón. No se trata de eliminar la razón, sino de negar su exclusividad“el hombre del presente desconfía de la razón… No niega la razón, pero reprime y burla sus pretensiones de soberanía”. ¿Es esto vitalismo? No, pues tampoco podemos entender la vida sin razón, no en el ser humano.

En este capítulo se manifiestan las deficiencias de racionalismo y relativismo; también se indica cómo el sujeto en su aprehensión de la verdad de la realidad no es ni un “yo puro transparente” (racionalismo) ni “deforma” (relativismo), sino que ejerce una función “selectiva” (perspectivismo). Y lo mismo ocurre con “cada pueblo y cada época”; también se muestra el carácter perspectivístico de la realidad; se muestra el punto de vista sobre el universo que es cada vida, según como articula la verdad y la historia; finalmente, se armoniza y articula “cada punto de vista particular”, cada verdad, y la porción de realidad que le corresponde, así como la exigencia de “integralidad” (partes integrantes de un todo) a que aspiran la verdad y el conocimiento.


El racionalismo olvidó al yo concreto, inventando un sujeto abstracto y una cultura también abstracta (culturalismo). El relativismo se centró en el yo concreto y olvidó la cultura (vitalismo). Por eso ambos extremos han de ser superados: el ser humano es vida cultural.

Para Ortega, el sujeto ni es pura razón, ni tampoco deforma la realidad al pretender conocerla, sino que todos captamos una parte de la realidad, una perspectiva, un punto de vista, que, aunque parcial, es verdadero.

martes, 2 de febrero de 2016

"EL MAR DE SALOMÓN" (UNA NOVELA DE MARÍA VIEDMA)


El mar de Salomón

Mi amiga María Viedma acaba de publicar la novela que lleva por título El mar de Salomón.  Tras su lectura me permito invitar a que mucha más gente se anime para adentrarse en su lectura. ¡Merece la pena! Como dice la propia autora: "escribir, o mejor dicho, publicar, es también desnudarse, abrirse y entregar la intimidad, El mar de Salomón será en manos ajenas -las de los lectores- un trocito expropiado de mi ser. No es una  simple cuestión de pudor (qué opinarán, qué dirán de mi trabajo) sino también de posesión. La morada interior e inexpugnable que era mi novela pronto acogerá huéspedes y gentes desconocidas la habitarán durante las horas o los días que les lleve su lectura."


SINOPSIS DE LA NOVELA"EL MAR DE SALOMÓN"


Oriente Medio, siglo X antes de nuestra era… Los hijos mayores del rey David -los príncipes Amnón, Absalón, Adonías y  Salomón- llevan años rivalizando por heredar la corona de su padre, un hombre torturado por los remordimientos pero que vive de espaldas a las advertencias del profeta Natán. 

 En esa tensión, a veces sorda y a veces manifiesta hasta llegar al asesinato, las mujeres de la familia real y de fuera de ella, juegan un papel fundamental como “tejedoras” de circunstancias que aproximarán al trono a uno o a otro príncipe. Son mujeres cuyas vidas transcurren bajo el yugo del poder patriarcal y que intentan, como mejor pueden, sobrevivir en los estrechos límites que les han sido impuestos. Entre los personajes femeninos destacan: Betsabé, la sobreprotectora madre de Salomón; Tamar, la princesa adolescente víctima de incesto; Raanana, la prostituta;  Nohemí, la hechicera y Abisag, la novia apasionada. 


La Novela respeta los textos del Antiguo Testamento, a partir de los cuales y huyendo de maniqueísmos, construye personajes (bíblicos e inventados) en quienes se entremezclan la bondad y el egoísmo, la ambición y el sacrificio, el coraje y la cobardía, la admiración y la envidia… Las intrigas políticas, el amor, el sexo,  el ansia de poder, la codicia, la espiritualidad, la magia ritual y las profecías jalonan los ocho capítulos de El mar de Salomón, durante los cuales la atención del lector es mantenida gracias a una trepidante sucesión de acontecimientos tanto naturales como sobrenaturales.

El mar de Salomón es producto de una pormenorizada labor de investigación histórica, religiosa, antropológica y folclórica, que se hace patente en la recreación de espacios, atmósferas, costumbres y situaciones que permiten al lector, no solo sumergirse en una gran historia sino también disfrutar del cuidado y poético lenguaje con el que le son narrados los hechos y descritos los personajes.

jueves, 7 de enero de 2016

TEMAS DE PSICOLOGÍA (III)

POSIBLES TEMAS PARA EL TRABAJO-EXPOSICIÓN  III (PSICOLOGÍA): FEBRERO 2016.
1.CEREBRO HUMANO.
2.SISTEMA  NERVIOSO Y HORMONAS.
3.INTELIGENCIA
4.MEMORIA
5.PERCEPCIÓN
6.IMAGINACIÓN Y CREATIVIDAD.
7.SENTIMIENTOS (AMOR/ODIO) Y EMOCIONES.
8.MOTIVACIÓN, VOLUNTAD Y AUTOESTIMA.
9.PSICOLOGÍA DE LA PERSONALIDAD.
10.TRAUMAS Y COMPLEJOS.
11.DEPRESIÓN Y ANSIEDAD.
12.COMPETITIVIDAD Y COLABORACIÓN.
13. FOBIAS.
14. ADOLESCIENCIA (U OTRA  ETAPA VITAL).
15. ALGUNOS TRASTORNOS DE PERSONALIDAD (HISTRIONISMO, NARCISISMO, OBSESIVO-COMPULSIVO).
16. TRASTORNOS DE LA CONDUCTA ALIMENTARIA.
17. TRASTORNO BIPOLAR.
18. PARANOIA.
19. ESQUIZOFRENIA.
20. "MOBBING" Y "BULLYING": ACOSO Y SUS CONSECUENCIAS PSICOLÓGICAS.
21. TRASTORNOS DE PERSONALIDAD ANTISOCIAL:PSICÓPATAS Y SOCIÓPATAS.
22.SUICIDIO: ASPECTOS PSICOLÓGICOS.
23. ADICCIONES: CONSECUENCIAS Y ASPECTOS PSICOLÓGICOS.
24.  TRASTORNOS DE LA CONDUCTA INFANTILES Y JUVENILES.
25. AUTISMO Y OTROS DESÓRDENES DEL DESARROLLO NEUROLÓGICO.
26. HÁBITOS SALUDABLES: CUIDADO DE LA SALUD MENTAL.