miércoles, 28 de abril de 2010

ROSA DÍEZ: SOBRE LA LEY ELECTORAL ESPAÑOLA


(EL SIGUIENTE ARTÍCULO PUBLICADO POR ROSA DÍEZ EN EL DIARIO "EL PAÍS" EL 29/03/2010 SOBRE LA LEY ELECTORAL ESPAÑOLA ES ÚTIL PARA ENTENDER Y REFLEXIONAR SOBRE ESTA CUESTIÓN QUE TRATAREMOS EN "CIUDADANÍA DEMOCRÁTICA").



El día 23 de febrero defendí en el Congreso de los Diputados una Proposición no de Ley para instar al Gobierno a que impulse urgentemente la reforma de la Ley Electoral. Lo hice a la vista de que nuestra iniciativa legislativa duerme el sueño de los justos desde abril de 2008 en la Comisión Constitucional. Únicamente Izquierda Unida (IU) me apoyó. El resto de grupos parlamentarios votó en contra y afeó mi conducta: "Cómo se atreve usted a traer aquí este tema que ya estamos analizando en la subcomisión... Esto es una burla al Parlamento...". Conclusión de su trabajo: carpetazo a cualquier reforma que garantice más igualdad y más proporcionalidad.



No cabe duda de que el sistema electoral español, diseñado en plena transición política, cumplió con las necesidades del momento: promover un bipartidismo fuerte y evitar la excesiva atomización de fuerzas políticas en el Parlamento para facilitar los acuerdos y construir la democracia. Pero no puede consolidarse en el tiempo un sistema injusto y contrario a la igualdad de derechos de todos los ciudadanos.


El argumento principal para proponer una reforma urgente de la Ley Electoral es la defensa de la igualdad, consagrada y conectada en distintos artículos claves de nuestra Constitución: el 1.1 (igualdad como valor superior de nuestro ordenamiento jurídico); 9.2 (participación de los ciudadanos en la vida política); 23.2 (acceso a los cargos públicos) y 68.1 (voto igual).


El sistema actual conculca dos derechos fundamentales: el derecho pasivo de todas las formaciones políticas a ser elegidas en igualdad de condiciones y el derecho activo de cada uno de los ciudadanos de elegir en igualdad de condiciones. Lo más intolerable en términos democráticos es que el voto de cada ciudadano tenga un valor diferente en función de la parte de España en la que viva y de la opción política que elija. Dicho de otra manera: lo que urge corregir es el hecho de que el voto de mi vecino, que vota PNV, valga seis veces más que el mío.


En el Pleno de 23 de febrero se me dijo (todos los grupos, salvo IU lo hicieron de forma descalificadora y algunos hasta grosera) que ya está creada una subcomisión para analizar todas estas cuestiones. Pero ya hemos visto cuál era el objetivo: cercenar todo tipo de avance hacia un sistema más justo y mantener el pacto de hierro entre el PSOE y el PP para que nada cambie y se consoliden los privilegios y la desigualdad.


Resulta muy interesante analizar el informe del Consejo de Estado y sus propuestas, tales como aumentar el número de diputados de 350 a 400; rebajar la representación mínima inicial de dos a un diputado o buscar una fórmula electoral más proporcional que la D'Hont (como la Hare, Droop, Sainte Lagüe...).


Pero es importante que nos fijemos en sus argumentos. El informe confirma un primer problema indiscutible: existen desigualdades en la distribución y atribución de escaños, lo que ataca directamente el principio constitucional de igualdad de voto o sufragio. Por eso, el Consejo plantea reducir el mínimo por circunscripción y elevar a 400 el número de diputados para buscar "un incremento de la calidad democrática del sistema político".


El informe afirma también que el sistema actual produce "primas que obtienen los partidos más votados y penalizaciones que sufren los menos votados, especialmente cuando estos últimos cuentan con un electorado disperso". O sea, prima a las dos grandes formaciones políticas de ámbito nacional y castiga al resto de partidos nacionales. Vean, si no, los números de las últimas elecciones generales: el Partido Socialista Obrero Español necesitó 66.801 votos para conseguir un escaño; el Partido Popular necesitó 66.740 votos; Izquierda Unida, 484.973 y Unión Progreso y Democracia, 306.079. Más claro, agua.


Me interesa incidir en las reflexiones del Consejo de Estado en relación con la igualdad de voto. Dice así: "En principio, la igualdad de sufragio se contempló en los textos constitucionales para significar que cada elector tiene un solo voto. No obstante, la jurisprudencia alemana ha superado esta interpretación clásica de la igualdad de voto, afirmando que este principio impone tanto el igual valor numérico como el igual valor del resultado del sufragio: igual valor numérico significa que el número y la fuerza del voto de cada elector deben ser los mismos; igual valor de resultado supone que todos los votos deben contribuir de manera semejante a la obtención de representación". Es claro el ejemplo: mi vecino sólo vota una vez, pero su voto vale seis veces más que el mío; luego el principio de igualdad está claramente pervertido.


Sigue analizando el Consejo las peculiaridades del sistema proporcional en relación con el mayoritario en el que sólo son eficaces los votos emitidos a favor del candidato ganador. E insiste en que "en un sistema proporcional los votos deben tener, aparte de un idéntico valor numérico, un igual valor de resultado", con los límites que se establezcan en razón de la racionalización y eficacia de gobiernos parlamentarios.


Quiero llamar la atención sobre el Código de Buenas Prácticas en materia electoral, aprobado en 2002 por la Comisión de Venecia, donde se distingue entre la igualdad en los derechos de voto y la igualdad del poder del voto. Es esta referencia la que le sirve al informe del Consejo para sostener que, si bien la igualdad de los derechos de voto no está amenazada salvo en las democracias emergentes, "la igualdad del poder del voto se ve puesta en cuestión en algunos países" (como en España) "mediante la aplicación de mecanismos tales como la asignación de un número fijo de representantes a cada una de ellas con independencia de su población y el establecimiento de una reducida composición de la Cámara, que determina un diferente peso del sufragio antes de ser emitido en función de la circunscripción en que se encuentre el elector". O sea, que el voto "vale" diferente en función de la parte de España en que vivas, lo cual es un claro atentado al principio de igualdad.


El citado Código de Buenas Prácticas indica que la igualdad proporcional implica que los partidos deben ser tratados en función de su número de votos. Es por eso que el informe del Consejo insiste en que "el mayor o menor grado de proporcionalidad de un sistema electoral afecta a la igualdad de oportunidades de tales partidos, en cuanto verdaderos actores de la competición electoral...". "En razón de estas consideraciones", prosigue, "el análisis crítico de las desigualdades en la atribución de escaños no debe realizarse (sólo) desde la perspectiva del poder del voto de los electores, sino de la igualdad de oportunidades de las distintas candidaturas".


Es indiscutible que el resultado práctico de la aplicación de la Ley Orgánica del Régimen Electoral General (LOREG) está produciendo claros ejemplos de desigualdades e injusticias en el valor del voto atribuido a cada ciudadano. Si nuestra Constitución proclama en su artículo 1.2 que "la soberanía nacional reside en el pueblo español, del que emanan todos los poderes del Estado", el sistema electoral ha de ser respetuoso con ese principio esencial de la democracia y no puede distorsionar la voluntad libremente manifestada por los ciudadanos en las urnas. La regeneración democrática exige una modificación y mejora democrática de nuestra ley electoral que se hace prioritaria e improrrogable de cara a futuras consultas electorales.


Resulta curioso confirmar cómo el PSOE y el PP -tan empeñados en explicitar ante sus votantes cuánto les diferencia- taponan esta reforma fundamental, origen y causa de desvertebración y desigualdad. Y es que en el fondo ambos se parecen tanto como una VISA a una Master Card: sólo aspiran a mantener su cuota de mercado; aunque para ello hayan de vulnerar la libertad individual y la igualdad jurídica de los ciudadanos. Eso es lo que les une: el interés. Tan vergonzoso como cierto.

martes, 20 de abril de 2010

NIETZSCHE: POR QUÉ SOY UN DESTINO



“Yo conozco mi destino. Un día mi nombre irá unido a algo formidable: el recuerdo de una crisis como jamás la ha habido en la tierra, el recuerdo de la más profunda colisión de conciencia, el recuerdo de un juicio pronunciado contra todo lo que hasta el presente se ha creído, se ha exigido, se ha santificado. Yo no soy un hombre: yo soy dinamita. Y a pesar de esto, estoy muy lejos de ser un fundador de religiones. Las religiones son cosa de la plebe. Tengo necesidad de lavarme las manos, después de haber estado en contacto con hombres religiosos... Yo no quiero «creyentes»; creo que soy demasiado maligno para creer en mí mismo. Yo no hablo jamás a las masas... Tengo un miedo espantoso de que algún día se me declare santo. Se adivinará la razón por la que yo publico este libro antes, tiende a evitar que se cometan abusos conmigo. Yo no quiero ser tomado por un santo; preferiría que se me tomara por un bufón... Quizá soy un bufón... Y a pesar de esto «o mejor, no a pesar de esto, pues hasta ahora no hay nada más embustero que un santo», a pesar de esto, la verdad habla en mí. Pero mi verdad es terrible, pues hasta el presente, lo que ha sido llamado verdad es la mentira. -Transmutación de todos los valores: he aquí mi fórmula para un acto de suprema autognosis de la humanidad, acto que en mí se ha hecho carne y genio. Mi destino ha querido que yo fuera el primer hombre decente; ha querido que yo me ponga en contradicción con miles de años. Yo fui el primero en descubrir la verdad, por el hecho de que yo fui el primero en sentir -en oler- la mentira como mentira... Mi genio se encuentra en mis narices. Yo contradigo como jamás se ha contradicho, y, sin embargo, soy lo contrario de un espíritu que dice no. Yo soy un alegre mensajero como no lo ha habido nunca, y conozco tareas que son de tal altura, que el concepto ha faltado hasta el presente. Sólo a partir de mí existen de nuevo esperanzas. Con todo esto, yo soy también necesariamente el hombre de la fatalidad. Pues cuando la verdad entra en lucha con la mentira milenaria tendremos conmociones como jamás las hubo, una convulsión de temblores de tierra, un desplazamiento de montañas y de valles, tales como nunca se han soñado. La idea política quedará entonces completamente absorbida por la lucha de los espíritus. Todas las combinaciones de poderes de la vieja sociedad habrán saltado por los aires, porque todas estaban basadas en la mentira. Habrá guerras como jamás las hubo en la tierra. Solamente a partir de mí existe en el mundo la gran política.”

Ecce homo, Por qué soy un destino, 1. Madrid: Alianza, 1984 pág. 123-124



martes, 6 de abril de 2010

ENTREVISTA A ANTONIO MARTÍN. DIRECTOR TORNEO DE DEBATE "CON ACENTO. JÓVENES PROMESAS DE ANDALUCÍA"


ENTREVISTA A ANTONIO MARTÍN. DIRECTOR TORNEO DE DEBATE "CON ACENTO. JÓVENES PROMESAS DE ANDALUCÍA"


Antonio Martín es director del torneo de debate “'Con Acento. Jóvenes Promesas de Andalucía', y delegado general de Estudiantes de la universidad Pablo Olavide de Sevilla. Con Acento es un torneo de debate que ha tenido lugar en la Universidad Pablo Olavide de Sevilla, donde jóvenes de 28 centros educativos andaluces han debatido sobre diferentes temas. Hablamos en Utopía (revista digital donde se ha publicado esta entrevista) con Antonio sobre política, políticos y juventud. Sus reflexiones deben ayudarnos a valorar el papel que debe jugar la juventud en el mundo actual.

1). ¿Qué es con Acento?
Técnicamente, Con Acento es un torneo de Debate para Jóvenes Andaluces de 2º de bachillerato.
Realmente, Con Acento es una ventana al mundo que pretende enseñar como los jóvenes son capaces de mucho más de lo que se espera de ellos. Con Acento nace con la intención de impactar precisamente con el talento de los jóvenes andaluces y de reivindicar nuestra habla andaluz ante nosotros y los demás. De cara a sus participantes, Con Acento es una experiencia única y una oportunidad de formación que les cambiará la forma de ver su entorno para siempre. Para mí y la organización, creo que es la primera pregunta que me hacen y no me atrevo a responder con palabras.


2). ¿Cuál es su valoración de este primer concurso Con Acento?
Nos marcamos unos objetivos muy altos para esta primera edición. Por un lado queríamos conseguir unas cotas de calidad memorables, pero a su vez pretendíamos acabar con 120 amigos nuevos al finalizar y que los participantes se sintiesen como en casa. Además teníamos presente que era nuestra ocasión de decirle algo al mundo y no queríamos perderla. Pese a esperar tanto de Con Acento, he acabado sorprendido. No puedo más que agradecer a la organización (todos universitarios sin ningún ánimo de lucro) su calidad humana y profesional que, junto a los participantes, han sido la clave del proyecto.
Respecto a los participantes, estos han respondido de forma admirable. Han estado motivadísimos pero a la vez han sabido competir de forma sana y centrarse en que, el objetivo, era vivir el torneo, aprender lo máximo posible y disfrutar de los debates. Ganar era otra cosa.
Y no quisiera olvidarme de unos participantes “especiales”: Los capitanes (profesores de institutos). Han entrenado con sus estudiantes, se han metido en el torneo, siempre han favorecido el juego limpio y me consta, que han encontrado motivación en implantar el debate en las aulas, sin ganar más que la satisfacción de sus alumnos que hacían propia. Todo un ejemplo de compromiso.


3). ¿Crees que los políticos españoles son un buen ejemplo para los jóvenes?
Creo que debemos distinguir. Desde luego los políticos que salen en la tele no. La corrupción, los discursos vacíos, el interés partidista por encima del sentido común… No creo que se pueda aprender nada de ellos. Si nos fijamos en políticos anónimos, gente que ayuda a los demás sin interés, gente que trabaja en los barrios para conseguir cambiar las cosas desde la base, sí que son un ejemplo de sacrificio y entrega.
Ojalá la pregunta se hiciese siempre invertida, ¿Son los jóvenes un buen ejemplo para los políticos? Aquellos que aún no se han fijado en estos, desde luego que sí.


4). ¿Cómo ves el panorama político actual?
Gris, demasiado gris. Preferiría que fuese negro, porque motivaría al cambio, pero lamentablemente es gris. El partido que gobierna lo hace desde la mediocridad, sin una estrategia ni un liderazgo, el de la oposición, no se sonroja ante las graves acusaciones de corrupción. Oiga, con la que está cayendo, y viendo sólo a uno de los dos partidos aspirantes al gobierno en las siguientes elecciones (a cualquiera de los dos por separado), uno se pregunta: ¿Cómo es que el otro partido no le lleva 20 puntos en las encuestas? Eso lo dice todo.


5). Imaginas que se hiciera un debate de este estilo entre los políticos españoles ¿Quién crees que ganaría?
Creo que cometerían una falta grave al excederse en el tiempo asignado y pasaría algo que nunca he visto, que a los dos se descalifique.
Fuera de broma, el referente en el mundo de la oratoria (política) para mí es Felipe González. Nadie hasta el momento ha sabido comunicar como él, sobrado de talento innato supo dominar la técnica para ser cercano sin caer nunca en la vulgaridad. Era cercano a todos, a presidentes de otros países de todos los colores, a intelectuales, al trabajador de astilleros que llega cansado a las ocho de la tarde a casa. Ese es el objetivo.
Actualmente me costaría decidir, en Andalucía Griñán se defiende bien, y en el ámbito nacional, me gustaría ver un enfrentamiento Rubalcaba – Labordeta.

6). Relacionada con la cuestión anterior, ¿sobre qué tema te gustaría escuchar debatir a los políticos españoles?
Quizás sobre la política. Pero un debate de verdad, de los que hemos podido ver en Con Acento. Claro que, aquí está la paradoja, que los que solucionan los problemas se hayan convertido en el tercer o cuarto problema de los españoles, es como poner a los políticos, viciados, a debatir sobre política. Quizás sea el pueblo el que deba debatir sobre ellos.
No obstante, me gustaría que debatiesen con ideas, como hombres libres, aportando algo a la ciudadanía y escuchando al oponente, no como máquinas autómatas que tienen un catecismo partidario programado y hasta que no lo muestren completo no descansan.

7). ¿Qué papel crees que juegan los jóvenes en la sociedad actual?
Menos del que debieran y más del que piensan. Son los jóvenes los que deben cambiar las cosas que, como se ha demostrado, no funcionan. Si pedimos que cambie el modo de hacer alguien que lleva haciendo lo mismo 30 años, no lo conseguiremos. Sólo los jóvenes son capaces de empezar un nuevo camino necesario.
Necesitan creérselo, pero siendo humildes y respetuosos, deben construir, pero no de forma ignorante. Deben caer en el error (lo hace hasta el método científico) pero no en los que ya hemos caído otros. Y sobre todo, deben tomar una actitud propositiva frente a los problemas, quejarse no sirve de nada si uno no intenta cambiar aquello que cree que no está bien. La imprudencia, de forma controlada, es positiva.
No obstante, los jóvenes se enfrentan al problema del descrédito. “Esta generación de hoy día…”… Es la mejor formada que hemos tenido nunca. Sólo están comiéndose aquello que otros han hecho mal. La sociedad se comporta en ocasiones, de forma injusta con ellos.
Déjeme darle un consejo: Si quiere conocer los ideales políticos más internos de alguien de forma aparentemente inocua, pregúntele; ¿Es esta generación “mejor” que la anterior?


8). El desencanto político es cada vez mayor ¿a qué crees que son debidas las altas cotas de abstención?
Una de dos, o el político no comunica aquello que hace como debiera comunicarse con la sociedad, o hace cosas que a la sociedad no le importan.
Lo peor es que son dos de dos.
Mire, estamos en medio de una crisis económica, en momentos de dificultad donde hay una gran desilusión y desencanto. La sociedad necesita de un liderazgo carismático, responsable, de un proyecto común que ilusione. Luchar por ese ideal.
En cambio tenemos partidos preocupados por sus asuntos, discursos enlatados, escándalos de corrupción, políticos despegados, con un grave problema de falta de liderazgo, sin carisma, que llenan horas de discurso con tonterías.
No se preocupe, tenemos el escenario, los jóvenes preparados, la sociedad hastiada, sólo falta la emergencia de ese proyecto, de ese líder, que afronte una nueva etapa y el cambio. ¿No le suena? Podemos.
El único problema es que tarde demasiado porque tenga que derribar más puertas de las que debiera.


9). En el debate político, ¿qué valoración tiene de Zapatero y de Rajoy?
Aprobado por los pelos. Se esfuerzan, dan todo lo que tienen, que no es para más. Son oradores correctos, de formación pura, sin talento innato, y eso a veces les pasa factura.
Zapatero tiene algo (o tenía) que Rajoy no, su optimismo y confianza en el mensaje, y eso le sitúa un poco en ventaja.
Políticamente, los dos han sido arrollados por sus partidos y por los debates estériles.

10). Dígame un deseo.
Si se lo digo, ¿cómo va a cumplirse?
Guárdeme el secreto: Que la generación de la primera edición Con Acento no deje que la cansen. Que continúe con esa frescura y luchen, a su modo, por aquello en que creen.

viernes, 2 de abril de 2010

EL LEGADO ACTUAL DE KANT



El pensamiento de Kant abrió vías que, de una u otra forma, permanecen presentes en nuestros días, ya que estableció las bases teóricas de las grandes revoluciones intelectuales posteriores. No sólo su apuesta por el “giro copernicano” en el ámbito del conocimiento y la teoría de la ciencia nos descubren nuevas dimensiones de gran fecundidad posterior en tales temas, sino que en los ámbitos de la ética y la política, si bien es cierto que su propuesta de ética formal no ha calado suficientemente, probablemente por su excesivo rigorismo para tiempos tan hedonistas y superficiales como los nuestros, sin embargo, cualquier referencia actual a la universalidad de los derechos humanos, a la dignidad personal, a una alianza de naciones o a una ciudadanía cosmopolita, por citar algunos ejemplos, encuentran un fundamento claro y preciso en el legado kantiano.

Por otra parte, los debates entre quienes apuestan por una visión de la ética desde la razón (Kant) o quienes la pretenden fundamentar en los sentimientos (Hume) también permanecen hoy en día. No faltan seguidores del emotivismo e intuicionismo en las Islas Británicas. También desde las filas postmodernas se denuncia un debilitamiento de la razón ilustrada y su proyecto emancipador (Vattimo, Lyotard,…), apostando por un “pensamiento débil” contrario al proyecto universalista kantiano. Pero por otra parte, sin embargo, el legado kantiano ha sido retomado por quienes pretenden fundamentar una neomodernidad (Apel, Habermas, Rawls,…) con una sólida base racional, pero no en un sentido instrumental o unidimensional de la razón, como se ha caracterizado en la Modernidad, sino en un sentido “comunicativo” –por decirlo con Habermas-, que permita un auténtico progreso emancipador de la humanidad a través del consenso originado mediante un diálogo racional.

También creo que debería resaltar para concluir esta valoración que el hombre es razón y pasión. No una u otra en exclusividad. Ambas constituyen nuestra naturaleza y no podemos desprendernos de ellas. Sin embargo, una ética que tenga una auténtica preocupación por la mejora de las condiciones de vida del género humano ha de tener un fuerte fundamento racional, aunque probablemente no en exclusividad, como pretendía Kant. Ni podemos ni debemos renunciar a nuestra naturaleza dual –razón y sentimientos-, pero el éxito de las relaciones interpersonales entre los seres humanos depende de hacer éstas más razonables, más racionalizadas, en su sentido más profundo.