La opción de la filosofía.
(Artículo del profesor Juan Ramón Tirado Rozúa publicado en el "Diario SUR" de Málaga el 31/12/2012, en la página 31)
Aunque los focos mediáticos centran su
atención en el catalán y el mayor protagonismo del adoctrinamiento religioso en
las aulas, haciéndonos creer que se reducen a esto las novedades de la nueva
ley educativa de “mejora de la calidad”, LOMCE, lo cierto es que el borrador
contiene novedades de gran calado, que no deberían silenciarse: tres reválidas;
se favorece más a la educación concertada; se dotará con más recursos a los centros
con mejores resultados desconsiderando las carencias que pueda tener el
alumnado de determinadas zonas menos favorecidas; la dirección de los centros,
dotada de mayor poder, no se elegirá por los Consejos Escolares sino por la
Administración; la gratuidad de la Educación Infantil y del Bachillerato puede
peligrar; la casi desaparición de las asignaturas de perfil filosófico en la
formación del alumnado, etc.
Centrándonos ahora en esta última cuestión,
conviene destacar que el segundo borrador de la LOMCE, a diferencia del primero,
-lo que pone de manifiesto un alto grado de improvisación en un tema tan serio
como es la educación-, reduce notablemente la presencia de las asignaturas de
perfil filosófico (de las cuatro asignaturas obligatorias actualmente en
diferentes cursos académicos de la ESO y el Bachillerato únicamente queda como
asignatura troncal la Filosofía en primero de Bachillerato). La Historia de la
Filosofía, actualmente asignatura común o troncal en segundo de Bachillerato, queda
relegada a una optativa de un largo listado que podrá ofertarse según decidan
las comunidades autónomas y, en un segundo filtro, los propios centros
educativos.
Quienes nos interesamos por una educación
integral, ya sea como padres, alumnos o profesores, asistimos con perplejidad a
lo que de un modo falaz se nos ha presentado como “mejora de la calidad de la educación”, como se autoproclama con
tanto bombo esta ley. Un ejemplo notorio lo tenemos en la nula atención a la
Historia de la Filosofía.
El Sr.
Ministro Wert, parece haber olvidado que nuestra tradición cultural admite
desde hace siglos que la Filosofía –donde tiene un gran protagonismo su
historia-, es probablemente la materia que de forma más natural se acomoda a la
voluntad de promover y desarrollar integralmente la personalidad humana. Incluso
parece haber olvidado que el espíritu libre, autónomo, racionalizador, crítico
y creativo consagrado también por los principios teóricos de la LOMCE, queda
mutilado en la práctica al no asignar dotación horaria troncal a la disciplina
que mejor promueve tal espíritu. También parece no prestar atención a la
Comisión Nacional de Humanidades que, en su momento, recomendó que se potencie
la presencia de la filosofía en el Bachillerato. Desatiende, igualmente, las recomendaciones
de la UNESCO en su informe, “La
filosofía, una escuela de libertad”, donde atribuye a la filosofía un papel
educativo fundamental, que debe formar parte del currículum básico de todo el
alumnado. También parece ignorar nuestro ministro, tan preocupado por los
pobres resultados en pruebas internacionales, como el informe PISA, que los
países que mejores resultados obtienen en este tipo de pruebas (Finlandia,
Canadá, Nueva Zelanda y Japón), coinciden con los que mayor importancia dan a
la formación filosófica.
Podemos concluir, por tanto, que la LOMCE,
por paradójico que pueda parecer con esa denominación tan autocomplaciente y
tergiversadora, disminuye la calidad del sistema educativo español. Justo en un
momento como este, que estamos tan necesitados de ideas, de buenas ideas… el
Sr. Wert quiere recortar el pensamiento. Y recortar el pensamiento significa
recortar la capacidad de comprensión, razonamiento, comunicación, creatividad,
libertad, juicio crítico, formación integral, maduración personal, etc.
Juan
Ramón Tirado Rozúa.