Freud, en su segunda teoría acerca de la estructura del aparato psíquico humano, distingue tres instancias fundamentales:
• El Ello (id) es la parte primitiva, desorganizada e innata de la personalidad. Comprende todo lo que se hereda o está presente al nacer, se presenta de forma pura en nuestro inconsciente. Representa nuestros impulsos, necesidades y deseos más elementales. Constituye, según Freud, el motor del pensamiento y el comportamiento humano. Opera de acuerdo con el principio del placer y al margen de las demandas de la realidad.
Decía Freud que el hombre se ve atenazado fundamentalmente por dos grandes fuerzas impulsivas y opuestas, a las que dio el nombre de Eros y Thanatos. La primera simbolizaba la fuerza de vida, el deseo, la atracción, la creación. Enfrente se encontraría irremediablemente de cara a Thanatos, o el instinto de muerte, de autodestrucción, de repulsión, de agresividad.
• El Yo (Ego): actúa como regulador entre las demandas del Ello y del Superyó. Se rige por el principio de realidad, satisfaciendo los impulsos y deseos del Ello conciliándolos con las exigencias del Superyó. El Yo evoluciona según la edad y las distintas exigencias del Ello actuando como un intermediario con el mundo externo, reprimiendo y sublimando los impulsos según la situación.
• El Superyó (Superego): es la parte que contrarresta al ello, representa los pensamientos morales y éticos recibidos de nuestra cultura. Se fue formando por la influencia de nuestros padres, cuidadores, creencias religiosas,… Constituye, por tanto, la internalización de las normas, reglas y prohibiciones que la sociedad nos impone.
El objetivo debe ser lograr el equilibrio más armonioso posible entre las tres dimensiones.
ME GUSTA TU MANERA TAN CLARA DE EXPLICAR LAS COSAS.
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