El amor ocupa un lugar destacado entre los sentimientos humanos. La reflexión filosófica, como no puede ser menos, lo abordará en sus investigaciones.
Entre las más bellas obras escritas sobre el amor encontramos “El Banquete”, de Platón, donde los invitados al banquete son los protagonistas de un diálogo en el que exponen su visión del amor o “eros”.
Fedro, uno de los invitados, elogia la figura del amante más que la del amado, ya que considera que el amor es la fuerza que inspira a quien la posee para hacer grandes gestas. Defiende eso que coloquialmente habremos oído más de una vez como que “tiran más dos tetas que dos carretas”.
Pausanias, el siguiente en hablar, concibe el amor como una fuerza que transforma la propia personalidad. El enamorado se siente estimulado a hacer cosas que en otras condiciones no haría.
Erixímaco, elogia el poder del amor desde una perspectiva biológica y médica.
Aristófanes, concibe el amor como el deseo de encontrar lo que nos falta, coloquialmente dicho, la “media naranja”. Según él, el amor nace de la carencia, nos vemos incompletos y necesitamos al otro: somos una parte y aspiramos a estar completos. Ilustra su propuesta con el “mito de las tres clases de amor”. Al principio, dice, existían tres tipos diferentes de humanos, que tenían una constitución doble a la de los actuales humanos: hombres (dos hombres actuales), mujeres (dos mujeres) y andróginos (un hombre y una mujer actuales). Pero su potencia y atrevimiento eran tales que pronto el potente Zeus se enfureció y como castigo los partió en dos. Por eso, desde entonces, cada mitad busca a su otra mitad. El amor, desde esta perspectiva, es el deseo de volver a la situación originaria.
Agatón, se centra en el amado. Ve el amor como el deseo de recibir, propio de las personas que se creen dignas de ser amadas.
Sócrates, el último en hablar, considera que el amor es un deseo de lo que no se tiene y es anhelado como lo más sublime y bello; es un impulso a la plena realización humana. El amor nace como el deseo que despiertan los cuerpos bellos (pero esta es la forma más primitiva de amor). Después se ennoblece y se transforma en anhelo hacia las almas bellas y justas. Y así, progresivamente, hasta el auténtico y perfecto amor, el que se siente hacia las ideas, sobre todo la de Bien y Belleza. Esta es la forma superior y sublime de amor. El amor, según la conocida expresión de “amor platónico”.
Confío en que estas palabras sirvan de estímulo para leer a Platón y para reflexionar sobre el tema. Saludos a todos/as.